CÓMO LOS HÁBITOS DEL SUEÑO AFECTAN EL PESO SALUDABLE

Si cree que su hijo duerme lo suficiente, podría estar equivocado. Según la Fundación Nacional del Sueño, la mayoría de los niños duermen menos de lo que sus padres se dan cuenta.

Sacrificing Sleep

Las investigaciones emergentes sugieren que el sueño es tan importante como la nutrición y el ejercicio para la salud de su hijo, y estamos hablando de algo más que resfriados y gripe. Los científicos no están seguros de por qué, pero demasiado poco sueño está relacionado con tanto empacar en libras extra y desarrollar diabetes tipo 2. Los investigadores han observado este efecto sobre el peso corporal en niños de todas las edades – incluso bebés, niños pequeños y preescolares. Una teoría para el aumento de peso es que el sueño inadecuado interrumpe los niveles hormonales que regulan el apetito y la ingesta de alimentos. Por lo tanto, demasiado poco sueño significa porciones más grandes de alimentos y más refrigerios.

Cuando los niños son sobredimensionados en actividades, pesados con la tarea, constantemente mensajes de texto o conectados a Internet y otra tecnología, algo tiene que dar. Desafortunadamente, es con frecuencia una o dos horas de ojo cerrado que se deja caer de la lista de prioridades. Los niños dormidos carecen de la energía y el enfoque para jugar al aire libre y hacer las tareas escolares. Es más probable que se sienten frente a la televisión donde queman pocas calorías y no desafían ni sus mentes ni sus cuerpos.

Hacer del sueño una prioridad

Si los padres no hacen que el sueño sea una prioridad para sí mismos, es probable que sus hijos tampoco lo hagan.

Estas son algunas cosas que puede hacer para ayudar a los niños a dormir mejor y más tiempo:

  • Limite los clubes y deportes después de la escuela a un número manejable.
  • Establecer y hacer cumplir las horas de dormir regulares.
  • Limite o reduzca las actividades no esenciales en los días escolares: televisión, computadora, videojuegos, mensajes de texto, etc.
  • Mantén los teléfonos fuera del dormitorio.
  • Crea una rutina de aproximadamente 30 minutos antes de acostarse haciendo actividades tranquilas y tranquilizadoras con tus hijos, como leer, escuchar música o hablar sobre su día para ayudarlos a relajarse y prepararse para dormir.
  • Establecer prioridades para los niños pequeños y ayudar a los niños mayores a establecer los suyos propios.

Según la Academia Estadounidense de Pediatría, las necesidades de sueño varían según la edad y disminuyen a medida que los niños envejecen. A continuación se muestra una gama de necesidades de sueño por edad:

Bebés recién nacidos: 0 a 2 meses 12 a 18 horas (incluye siestas)
Bebés: 4 a 12 meses 12 a 16 horas (incluye siestas)
Niños pequeños: de 1 a 2 años De 11 a 14 horas (incluye siestas)
Preescolares: 3 a 5 años 10 a 13 horas (incluye siestas)
Niños en edad escolar: 6 a 12 años De 9 a 12 horas
Adolescentes: 13 a 18 años De 8 a 10 horas
Adultos: 18 años o más De 7 a 9 horas

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